Suceso: |
Encuentro cercano de tercer orden |
Fecha: |
28
de Noviembre de 1954 |
Lugar: |
Caracas, Venezuela |
n las primeras horas del 28 de noviembre de 1954, Gustavo
González y José Ponce viajaban en una camioneta por las afueras
de Caracas. Se detuvieron al ver un globo brillante de unos 3 m de ancho
sobrevolando el camino.
Lo que siguió es un tipo de contacto
bastante singular. González se encontró luchando a brazo partido con un
ser enano y peludo, que vestía un taparrabos, tenía ojos relucientes y, a
pesar de su apariencia menuda, demostraba tener gran fuerza, pues de un
golpe consiguió mandar a González a unos 4,5 m de distancia, sin esfuerzo
aparente. La reyerta terminó cuando otra criatura, desde el interior del
globo, lanzó hacia González un rayo que le cegó. Ponce, mientras tanto,
observaba, cómo las criaturas recogían tierra y piedras llevándolas hacia
el interior del globo.
González tenía una herida en el
costado a raíz de la pelea y los dos hombres estuvieron bajo vigilancia
médica durante algunos días. Primero se pensó que ambos estarían
borrachos, pero posteriormente uno de los médicos que los atendían admitió
que creía en su historia porque, mientras volvía a casa después de una
visita nocturna, presenció la pelea con los entes. Aparentemente el médico
fue lo suficientemente curioso como para entablar una serie de discusiones
sobre el caso con las autoridades americanas en Washington.
Suceso: |
Hallazgos de restos de un accidente |
Fecha: |
Septiembre de 1957 |
Lugar: |
Ubatuba, Brasil |
arios informes provenientes de Ubatuba, Brasil, en septiembre de
1957, indicaban que un platillo volante se había aproximado a unos
pescadores, que vieron después cómo estallaba, diseminando fragmentos de
material en todas direcciones. Hubo algunas dudas sobre la autenticidad de
esas afirmaciones, ya que fueron difundidas por el columnista de un
periódico y los pescadores no estuvieron a disposición de los
investigadores para ser interrogados. Se pensó que el gobierno podría
haberles pedido que callaran.
Parte del supuesto material se
recuperó y analizó. El análisis indicó que se trataba de magnesio puro, de
una pureza fuera de las posibilidades de nuestros procesos metalúrgicos,
lo que evidenciaría su origen extraterrestre. Esto podía haber sido una
exageración, pero conviene recordar que cuando el patrullero
Schirmer fue raptado en Ashland, Nebraska (para ver caso pulsar
aquí), se le dijo que los platillos volantes estaban hechos de
magnesio puro 100%. Se realizaron diversos tests, que no determinaron nada
en particular y se piensa que el material, a estas alturas, debe de
haberse gastado o desaparecido.
El caso de Ubatuba se convirtió en
objeto de debate para los ufólogos que apoyan o niegan la hipótesis
extraterrestre. Lamentablemente es uno de esos casos en que lo escrito
supera a lo que se conoce.
Suceso: |
Abducción |
Fecha: |
15
de Octubre de 1957 |
Lugar: |
Minas Geraes, Brasil |
|
La soledad de Antonio Villas Boas fue interrunpida por la
llegada de una alienígena humanoide, denuda cuyo cuerpo describió
como «el más hermoso que había visto en mi
vida». |
l insólito caso de Antonio Villas Boas, ahora
famoso, comenzó realmente en la primera semana de octubre de 1957. Villas
Boas y su hermano Joao vieron un brillante rayo de luz que venía
del cielo al mirar desde la ventana de su dormitorio. Parecía barrer toda
la casa pero no pudieron comprobar cuál era la fuente.
El 14 de
octubre, alrededor de las 10 de la noche, Antonio y su hermano estaban
arando la tierra. Dadas las altas temperaturas de Brasil, es habitual que
los propietarios de las tierras trabajen de noche y empleen peones para
hacerlo en horas diurnas. Vieron entonces una bola de luz roja, demasiado
brillante para mirarla directamente, que se cernía a unos 92 m por encima
de su campo. Villas Boas le pidió a su hermano que lo acompañara para
investigar, pero como éste se negó, fue solo.
Al aproximarse a la
luz, ésta lo eludió a gran velocidad, por lo que Villas Boas corrió detrás
de ella a través del campo. Abandonó después de haber estado a punto de
atraparla varias veces y volvió con su hermano. Observaron el objeto
mientras permanecía en el lugar, lanzando rayos intermitentes en todas
direcciones.
La noche siguiente, Villas Boas estaba arando solo y
poco después de medianoche volvió a ver la bola roja. Aunque seguía
sobrevolando a unos 92 m, estaba lo suficientemente cerca como para
permitir ver que contenía un objeto brillante de forma ovalada. Quizás a
causa de su proximidad, Villas Boas perdió el entusiasmo de la noche
anterior por alcanzar el objeto y consideró oportuno retirarse con su
tractor. Pero no tl logró.
El objeto aterrizó a unos 12 m frente a
él sobre tres patas metálicas: era una nave en forma de huevo, con una
cúpula giratoria.
Villas Boas salió del tractor y echó a correr,
pero fue perseguido por cinco seres que le dominaron y le transportaron a
bordo. Los entes vestían ropas ceñidas de color gris y cascos que dejaban
ver sólo sus pequeños ojos azules. De los cascos partían tubos que
penetraban en su ropa, por la espalda y por los costados.
Villas
Boas se encontró en un cuarto pequeño con paredes de metal pulido,
brillantemente iluminado y sin señal visible de puerta alguna por la que
hubiera podido entrar. Posteriormente, sus captores le llevaron a través
de varias habitaciones y le introdujeron en una en donde le obligaron a
desvestirse. Rociaron su piel con un líquido espeso y transparente y le
extrajeron una muestra de sangre. La operación dejó una cicatriz que los
investigadores verificaron después.
Durante más de media hora
Villas Boas fue dejado solo en una habitación sin rasgos característicos,
sentado en una especie de canapé. Notó que en las paredes había tuberías
de las que salían pequeños bocanadas de humo, cuyo olor le disgustó tanto
que terminó vomitando en un rincón.
Después de una hora la
experiencia de Villas Boas tomó un extraordinario cariz que escapa a las
pautas habituales de los secuestros conocidos. Su soledad fue interrumpida
por la presencia de una alienígena. «Su cuerpo era el más hermoso que
había visto en mi vida. Era esbelta y sus pechos se mantenían erguidos y
bien separados. Su cintura era estrecha, el vientre plano, las caderas
bien desarrolladas, los muslos robustos». La recién llegada era una mujer
desnuda de aspecto humano, con el pelo rubio, la piel clara, grandes ojos
rasgados de color azul, labios, nariz y orejas pequeños, pómulos altos y
chatos y barbilla en punta. Era pequeña y avanzó hacia Villas Boas en
silencio.
Como explicó después Villas Boas, «me miraba todo el
tiempo como si quisiera pedirme algo». Y por cierto que lo hizo. Le abrazó
y frotó su cara y su cuerpo contra él. Dadas las circunstancias, habría
sido totalmente comprensible que Villas Boas no se sintiera interesado,
pero lo cierto es que se sintió excitado por el contacto, correspondiendo
a sus efusiones con entusiasmo. Posteriormente consideró que el líquido
con el que se le roció podía haber sido un estimulante sexual.
El abrazo los arrastró hacia el lecho y la pareja tuvo
relaciones sexuales normales, que Villas Boas halló excitantes y
placenteras. Ella reaccionó como cualquier mujer saludable con una sola
excepción: nunca le besó, aunque le mordió suavemente la barbilla. Tenía
también la desconcertante costumbre de gruñir y hacer ruidos semejantes a
ladridos de vez en cuando.
En ese momento Villas Boas comprendió
que solamente querían utilizarle en un proceso de reproducción, lo que le
disgustó en cierto modo, aunque si ese era el objetivo de toda la
operación evidentemente había sido alcanzado. No obstante, la capacidad de
la mujer no parecía colmada, pues seguía acariciándole, arrastrando a
Villas Boas a una segunda cópula. Después de este contacto, la mujer se
volvió aparentemente frígida y se apartó de él; al darse cuenta de que lo
habían utilizado, también Villas Boas perdió todo entusiasmo.
En
una entrevista concedida veintiún años después, Villas Boas añadió un
detalle al relato del encuentro, que hasta entonces no había revelado.
Después de la segunda cópula, la mujer le extrajo una muestra de esperma
que él supuso que sería conservado para uso posterior.
Antes de
retirarse, la mujer se señaló el vientre y luego apuntó hacia el cielo.
Villas Boas dijo: «lnterpreté que la señal quería decir que ella iba a
volver y me llevaría consigo al lugar donde vivía. Por eso todavía siento
miedo; si vuelven a por mí, estoy perdido». La interpretación de los
científicos es, en cambio, que ella volvería a su hogar llevando dentro de
sí su simiente, de la cual nacería un niño.
Se autorizó a Villas
Boas a vestirse y le hicieron recorrer la nave; en esa ocasión, intentó
robar uno de los instrumentos, para tener una prueba de su experiencia,
pero uno de los alienígenas le sorprendió y le quitó el objeto. De manera
bastante brusca se le hizo descender de la nave y quedó en tierra,
observando cómo el objeto despegaba a sorprendente velocidad. En total,
Villas Boas estuvo más de cuatro horas a bordo.
Posteriormente el
examen médico reveló una cicatriz en el lugar de donde se le extrajo una
muestra de sangre, y lo que podrían haber sido quemaduras de origen
radiactivo en partes de su piel. La máxima investigadora brasileña,
Irene Granchi, habló con la mujer de Villas Boas, Marlena, y
le preguntó cómo se sentía con respecto a la posibilidad de que su marido
tuviera un vástago extraterrestre. Ella contestó que no le preocupaba y
que, en realidad, se sentía orgullosa ante la idea.
El caso dio
lugar a infinitas especulaciones, la más obvia de las cuales fue la
sugerencia de que Villas Boas había sido víctima de una fantasía
erótica.
Cualquiera que sea la realidad, Villas Boas nunca se
retractó de lo dicho, a pesar de sentirse a veces molesto por la forma en
que su experiencia fue explotada por los medios de comunicación (el
encuentro llegó a ser el tema central de una tira cómica francesa) y, a lo
largo de los años, su relato no incurrió jamás en contradicciones.
Suceso: |
Probable ataque de un OVNI |
Fecha: |
4 de
Noviembre de 1957 |
Lugar: |
Fuerte de Itaipú, Brasil |
a evidencia de posibles hostilidades por parte de los ocupantes
de un ovni se dio en un caso ocurrido en Brasil en
1957.
Aproximadamente las 2 de la mañana, dos guardias del fuerte
de Itaipú vieron una luz brillante encima de ellos. Pensaron que habrían
visto una nova o la explosión de una estrella, pero se dieron cuenta
inmediatamente de que estaban observando un objeto que descendía
directamente en su dirección a gran velocidad. A unos 364 m de altura, el
ovni redujo su velocidad y bajó lentamente hasta alcanzar una altura
aproximada de 6 m.
Los guardias pudieron apreciar que dentro del
resplandor anaranjado había un objeto circular, de unos 30 m de ancho que
parecía moverse bajo control inteligente. Aunque ambos guardias estaban
armados, ninguno de ellos hizo gestos agresivos hacia el ovni. Éste, en
cambio, pareció hacerlos hacia ellos.
Oyeron un zumbido como el que
produce un generador y de pronto fueron alcanzados por un repentino calor
calcinante. No hubo llamas ni rayos visibles, sino una sensación
instantánea de quemazón; a los guardias les pareció que sus cuerpos se
incendiaban.
Sus gritos alertaron a la tropa pero, antes que
pudieran organizarse, un fallo eléctrico sumió a la base en la oscuridad.
Poco después, cuando el calor desapareció y volvió la corriente, los
soldados vieron al reluciente ovni perderse en el cielo. Los desdichados
guardias estaban en condiciones penosas y sus quemaduras requirieron
atención médica considerable.
Los militares brasileños se sintieron
tan preocupados que pidieron asistencia a los Estados Unidos y,
oficialmente, el caso nunca fue cerrado. Hay una pregunta que nunca ha
tenido respuesta: los infortunados guardias ¿fueron víctimas de una
emisión de energía al retroceder el ovni o fueron el blanco específico de
un ataque?
Suceso: |
Encuentro cercano de primer orden / Caso
fotográfico |
Fecha: |
16
de Enero de 1958 |
Lugar: |
Isla
Trinidad, Océano Atlántico |
|
Ovni fotografiado en la isla de Trinidad el 16 de enrero de
1958. |
l avistamiento de un platillo volante sería muy
improbable en una isla tan árida como Trinidad, pues, como todos saben,
los marcianos son criaturas a las que les gusta vivir confortablemente.
Este comentario, que podría haber publicado un periódico de ínfimo nivel,
es parte del informe oficial del agregado naval de los Estados Unidos en
relación con un caso fotográfico en el que se vieron implicados cuarenta y
ocho testigos.
El buque Almirante Saldanha, del Servicio de
Hidrografía y Navegación de la Marina brasileña, estaba anclado en la isla
Trinidad el 16 de enero de 1958, preparándose para zarpar hacia Río de
Janeiro. Trinidad está aproximadamente a 12.070 km de la costa de
Brasil.
|
Segunda fotografía del
ovni tomada por Almiro Barauna |
Aparte de la tripulación habitual había también un equipo
de buceadores a bordo, que habían estado tomando fotografías submarinas
alrededor de la isla. Entre ellos se hallaba el principal testigo,
Almiro Barauna, fotógrafo profesional. En el momento en que los
ovnis se aproximaron a la isla, había cerca de cuarenta y ocho testigos en
la cubierta presenciando el incidente. Bajo cubierta el capitán, Carlos
Alberto Bacellar, ignoraba los hechos que se estaban
desarrollando.
Mientras se hacían los preparativos para partir,
Barauna se aprestaba a tomar fotografías del remolcador; no se sentía
bien, pues había olvidado tomar las píldoras con las que trataba ciertas
dolencias que padecía. Poco después de mediodía, un objeto brillante, que
se aproximaba a la isla, fue avistado repentinamente. En medio de la
agitación que se creó, varias personas pidieron a Barauna que usara su
cámara pare tomar fotos. Tomó seis fotografías en el espacio de quince
segundos; las dos primeras, mientras el objeto se aproximaba a la isla; la
tercera, cuando aparecía detrás del monte Desegado; otras dos, que no
salieron bien, y la sexta, que tome cuando el objeto se retiraba.
|
Mapa de la Isla Trinidad
mostrando la localizacón del barco y la trayectoria del ovni, con la
posición donde Barauna tomó las
fotografías |
A pesar de la breve duración de avistamiento, el caso se
convirtió en uno de los más famosos en su género y las fotografías son
quizás las más publicadas en la historia de los ovnis. El objeto que
aparece en ellas parece ser un globo achatado rodeado por un anillo
central, semejante al planeta Saturno. La imagen es confusa, lo que tal
vez se deba a las características de la cámara, pero los testigos
confirmaron que el objeto era «borroso».
El capitán Bacellar tomó
inmediatamente medidas para salvaguardar la autenticidad de la película de
Barauna. Insistió para que fuera revelada de inmediato. Como precaución
extra, Bacellar insistió para que Barauna, antes de entrar en el cuarto
oscuro, se quitara su equipo de buceo, para evitar cualquier tipo de
fraude fotográfico.
La Marina brasileña realizó análisis
fotográficos de la película, que fue considerada verdadera. Tanto es así
que las fotografías fueron entregadas a la prensa nada menos que por
Juscelino Kubitschek, entonces presidente de Brasil.
Investigaciones posteriores indicaron que en la zona se habían producido
por lo menos otros siete avistamientos entre finales de 1957 y principios
de 1958 y que entre los testigos se encontraba el capitán
Bacellar.
El gobierno brasileño parece haberse mostrado muy
receptivo, aunque no dio a conocer los detalles de su propia
investigación. Parecieron aceptar el hecho de que un objeto desconocido
fue observado sobre la isla Trinidad. El párrafo con que se inicia este
caso no parece encajar con la razonable evaluación hecha por el gobierno
brasileño.